Son muchas veces fruto de la psicología del inversor, pero son errores que muchos en mayor o menor medida cometemos. Son 5 errores que muchas veces nos hace tomar decisiones financieras equivocadas:
Información Sesgada: El inversor siempre busca aquella información que opine igual que él con el fin de autoconvencerse de que más gente piensa como él y por tanto confirmar que su pensamiento es el correcto. Por ejemplo, un inversor que haya comprado acciones de Telefónica se centrará en leer noticias que hablen de la buena marcha de la empresa y a su vez descartará aquellas que expliquen los problemas de la empresa.
Inversiones en empresas conocidas: Un inversor generalmente se siente más seguro invirtiendo en empresas que conozca o que sean famosas (bien porque aparecen en televisión o bien por su antigüedad) y tendrá miedo a invertir a empresas nuevas o desconocidas. Además, las estadísticas demuestran que la mayoría de inversores tienden a comprar acciones de empresas de su país de origen, ya que el conocimiento de ellas es mayor que el de las empresas extranjeras.
Anclaje de precios: El inversor basa sus decisiones y analiza la empresa en función del precio en el que compró la acción. La empresa está barata o está cara dependiendo de si el precio es más bajo o más alto de cuando lo compramos cuando puede ser que desde en el tiempo que ha pasado desde que invertimos, la situación de la empresa sea muy diferente y de ahí que ahora tenga otro precio.
Mal de muchos, consuelo de tontos.: Si invertimos en una acción de una gran empresa y no se comporta como uno espera, decimos que hemos tenido mala suerte. Sin embargo, si invertimos una empresa poco conocida o de reciente creación hablamos más de fracaso personal que de suerte. De alguna manera, cuando mucha gente ha cometido el mismo error, nos sentimos mejor que si solo nos hemos equivocado nosotros (aunque la pérdida tanto en una caso o en otro sea la misma)
Exceso de confianza: En la mayoría de los casos, sobreestimamos nuestras propias habilidades y pensamos que estamos por encima de la media. De alguna manera pensamos que somos mejores inversores que los demás y por tanto en algunas ocasiones podemos tomar decisiones más arriesgadas que la media (con lo que conlleva eso para bien y para mal).