
La suscripción de estos productos conlleva una serie de comisiones que limitará los beneficios obtenidos a través de su rendimiento. A diferencia de las operaciones de compra y venta en bolsa, que solo generan una única comisión al formalizar cada una de las operaciones, en este modelo de inversión puede presentarse más de una, incluso varias, y de diversa naturaleza. Es conveniente que las conozcas si en los próximos meses vas a contratar uno de estos productos financieros.
Conllevan algunas comisiones fijas
En el momento de formalizarlos te encontraras que tienen unas comisiones que son fijas en todos los casos, y de las que no podrás librarte en ningún caso. La más generalizada es la de gestión, que te la aplican las propias gestoras por su administración. Puede ser desde un mínimo realmente inapreciable, y hasta un 2%. La otra tasa que puede aparecer cuando vayas a formalizarlo, es la de depósito, y contempla porcentajes inferiores. Aunque en ambos casos no lo notarás, ya que no te lo cobran directamente, sino que al contrario, te lo descuentan sobre el valor de participación del fondo de inversión.
Y otras que son opcionales
De todas formas, serán las optativas de las que más tendrás que preocuparte, sin deseas contener los gastos al ser partícipe de su gestión. La lista es más amplia, ya que pueden ser de suscripción, reembolso o distribución. Bajo cuantías que dependerán del modelo seleccionado, aunque raramente sobrepasan la barrera del 1%. En estos casos le mecánica será diferentes, ya que serán descontados, bien sobre las aportaciones realizadas, o mayormente sobre las ganancias que te produzca el fondo.
No obstante, y para tranquilizarte sobre su aplicación, es más infrecuente que aparezcan en sus condiciones de contratación. Y en cualquier caso, casi siempre en los fondos de inversión basados en la renta variable, que son los más expansivos en lo que se refiere a estos gastos.
