No existe nadie más serio con los contratos que una compañía aseguradora, más aun si esta aseguradora es una compañía alemana. Para poder ver hasta donde las aseguradoras cumplen sus contratos, solamente basta con recordar la noche de los cristales rotos, noche que ocurrió del 9 al 10 de noviembre de 1938 en la alemana nazi y donde las aseguradores alemanas tuvieron un papel importante días después.
Tras la noche de los cristales rotos los alemanes culparon a los judíos de que ellos eran los culpables de los destrozos que se hicieron pero se dieron cuenta de que en ese caso serían las verdaderas aseguradoras alemanas las que tendrían que pagar las indemnizaciones ya que los judios tenían contratadas pólizas de seguro con esas aseguradoras y por tanto en última instancia sería ellas las que tenían que pagar.
La disyuntiva era importante el gobierno de Hitler podría determinar por medio de decretos la anulación de las pólizas para evitar que las aseguradoras alemanas tuvieran que pagar pero si esto llegaba a ocurrir, las aseguradoras podrían perder bastante prestigio a nivel internacional, y muchas de ellas tenían muchas pólizas fuera de las fronteras alemanas. Por otro lado el deseo del gobierno nazi era que los judios no recibiesen ningún dinero por los destrozos que les habían causado.
¿Qué solución plantearon? Las aseguradoras que eran empresas muy importantes en Alemania se reunieron con Goring, una figura importante del partido Nazi y decidieron hacer un pacto con el gobierno en el que las aseguradoras pagarían los destrozos tal como estaba estipulado en las polizas pero mientras tanto el gobierno nazi firmaba un decreto en los cuales se declaraban responsables de los destrozos a las comunidades judías, poniéndoles una multa de 1.000 millones de marcos por los destrozos.
De esta manera fueron las propias aseguradoras las que se encargaron de pagar la indemnización a los judíos pero, estas indemnizaciones, llegarían a las manos de las arcas alemanas en forma de multa como compensación de los destrozos. Un buen sistema con mucha hipocresía; pese a que las aseguradoras “cumplieron” su función e indenmnizaron a los propietarios judios de los inmuebles destrozados, éstos tuvieron que utilizar esa indemnización para pagar la multa que el gobierno nazi se había inventado.