Si no deseas entrar directamente en la bolsa, no te preocupes, ya que hay que hay una serie de productos financieros ligados a estos mercados, que te permitirán realizar esta inversión. Con la ventaja añadida que protegerán los riesgos de sus operaciones. Cualquiera de ellos puedes contratarlos para rentabilizar tus ahorros, aunque desarrollados con estrategias completamente diferentes. A partir de estos momentos, podrás suscribirlos en función del perfil de inversor que presentes.
Depósitos vinculados a la bolsa
Las imposiciones a plazo generan actualmente un rendimiento que ni siquiera alcanza el 1%, como consecuencia del abaratamiento del precio del dinero por parte del Banco Central Europeo (BCE). No obstante, si vinculas estos productos bancarios a la bolsa mejorará sensiblemente sus márgenes de beneficios, y obtener casi un 2%.
El único requisito que exigirán es que la cesta de acciones ligadas al depósito cumpla con unos objetivos mínimos en sus niveles de cotización, como fórmula para incrementar el rendimiento de estos productos destinados para el ahorro. Además, no será necesario desembolsar fuertes cantidades de dinero. Sino que al contrario, puedes suscribirlos desde solamente 3.000 euros.
Fondos de inversión en renta variable
Es la manera más sencilla, y a la vez favorable, que tienes para diversificar tus inversiones. Si bien están basados en valores, sectores e índices bursátiles, se combinan con otros activos financieros procedentes, tanto de la renta fija como de la variable. Y como consecuencia de esta estrategia comercial, proteger tus ahorros con mayores garantías ante la inestabilidad de los mercados de renta variable. Con aportaciones muy asequibles para todos los presupuestos familiares, desde 1.000 euros. Distinguiéndose porque puedes traspasarlos a otros fondos, sin ningún gasto, si su evolución no es la deseada.
Productos cotizados
Si lo que deseas, por el contrario, es buscar un modelo mixto de inversión, seguramente que sea este producto el que estás demandando, y que son conocidos como ETF. Se trata de un modelo que combina la compra de acciones con los fondos de inversión. Y que en cualquier caso, cuenta con extensa oferta de cotizados de casi todas las bolsas del mundo. No solamente las europeas, americanas o japonesas, sino también de los países emergentes. A favor de su contratación juega el papel que tienen sus comisiones. Son más competitivas que en los fondos de inversión, o las derivadas de las operaciones en los mercados bursátiles.
Si no deseas entrar directamente en la bolsa, no te preocupes, ya que hay que hay una serie de productos financieros ligados a estos mercados, que te permitirán realizar esta inversión. Con la ventaja añadida que protegerán los riesgos de sus operaciones. Cualquiera de ellos puedes contratarlos para rentabilizar tus ahorros, aunque desarrollados con estrategias completamente diferentes. A partir de estos momentos, podrás suscribirlos en función del perfil de inversor que presentes.