Si eres un inversor con cierta experiencia deberás conocer que tus órdenes de compra y venta pueden ejecutarse, bien a precio de mercado, o por un importe fijo que impondrás tú mismo. Ambas puedes utilizarlas en función de tus expectativas para la inversión, pero con ciertos matices. No en vano, hay una serie de consideraciones que deberás contemplarlas para formalizar la operación. Y que incluso te llevarán a rentabilizar tus posiciones en la renta variable con mayor éxito. ¿Quieres conocerlas?
Órdenes a precio de mercado: menos rentables
Esta clase de mandatos son ejecutados en los mercados financieros sin un precio definido. Podrá formalizarse por los que coticen las acciones durante una misma sesión bursátil, dentro de unos límites que pueden presentar cierta volatilidad. Su principal inconveniente consiste en que el precio de la operación no se realice conforme a tus deseos, y se canalice en la franja alta de las cotizaciones en las compras, y en la baja para las ventas. Como consecuencia de esta estrategia perderás algo de dinero al abrir o cerrar posiciones en la renta variable.
Más recomendable para valores poco líquidos
Si das una orden de compra (o venta) con un precio fijo puedes encontrarte con ciertas dificultades para que se materialicen en los mercados si se trata de valores de pequeña capitalización. El motivo se debe a que pocos títulos se intercambian todos los días, y tendrás más problemas para encontrar los compradores. Por el contrario, si aplicas una orden a mercado desaparecerán estas limitaciones, aunque sea a costa de realizar la operación con un precio mucho menos competitivo. Pero al menos habrás son conseguido cerrar tus operaciones y no quedarte enganchado.
Seguimiento de los movimientos
Para comprobar qué clase de órdenes tienes que dar a tu banco o intermediario financiero no tendrás más remedio que seguir con gran atención como se desarrolla la sesión de bolsa. Para que en función de ella, te decantes por uno u otro modelo para entrar en los mercados de renta variable. Con toda seguridad que te estará dando las pautas por donde tendrás que moverte. Incluso con la decisión de aplazar la operación hasta mejor ocasión. No en vano, serán algunos los euros que te estarás jugando entre ambos modelos de gestión. Y no será cuestión de tirar siempre por el más fácil. Por supuesto que no, sino por el más rentable.