Si deseas rentabilizar tus operaciones en la bolsa deberás empezar a cometer los menos errores posibles en tus operaciones. No en vano, es tu dinero el que te estás jugando, y cualquier fallo puede suponer la pérdida de muchos euros que te dejarás por el camino. Para evitar estos escenarios tan poco deseados para cualquier perfil de inversor, no te quedará más remedio que conocer cuáles son las situaciones más frecuentes en donde se producen las peores operaciones en la renta variable, con el riesgo de perder buena parte de tu patrimonio.
Primera clave: no comprar bajo precios muy altos
Después de haberse desarrollado alzas muy verticales no es conveniente tomar posiciones en ningún valor bursátil. No solamente su potencial de revalorización se verá notablemente disminuido, sino que normalmente se tiende a que haya una estabilización en sus precios, o lo que es peor, se desarrollen severas correcciones al corto plazo.
Segunda clave: evitar rotura de soportes
Una vez que la cotización de los precios de las acciones haya roto un soporte de cierta relevancia, no será el momento para iniciar las compras, bajo ninguna circunstancia. Es más, si ya estás posicionado en la bolsa, será la excusa perfecta para que vendas las acciones a la mayor brevedad, y sin esperar más tiempo. Con toda seguridad que emprenderá una nueva tendencia bajista que le lleve hasta un nuevo soporte, que hará que se deprecie en su cotización.
Tercera clave: nunca en tendencia bajista
Una regla de oro para el buen inversor es que nunca debe invertirse los ahorros bajo escenarios de marcada tendencia bajista, ya que lo único que conseguirán es que en poco tiempo su cartera de inversión esté con notables minusvalías. Y como consecuencia de ello, tengan muchos más problemas para salir de los mercados bursátiles.
Si llevas a la práctica estos tres elementales consejos, no implicará que ganes más dinero en la renta variable. Por supuesto que no, pero al menos te habrá servido para proteger tus ahorros en los escenarios menos favorables para tus intereses como pequeño inversor. Y especialmente en las situaciones de mayor inestabilidad en los mercados financieros, en donde la prudencia debe ser la principal guía en tus actuaciones. Y de esta forma, no llevarte un serio disgusto del que te arrepentirás al poco de haber realizado las compras.