Los pagarés bancarios es otra alternativa que dispones en estos momentos para entrar en la renta fija. Se trata de un producto muy parecido a las imposiciones, y que están impulsados por los bancos para dotarse de liquidez, especialmente para protegerse en las situaciones más adversas para sus intereses. No en vano, lo que te venden no es otra cosa que una participación de la misma entidad financiera. De una o de otra forma estás invirtiendo en el banco a través de un tipo de interés `pactado. Tiene unas características muy bien definidas que tendrás que conocer previamente por si durante los próximos meses estás en la situación de contratarlos para rentabilizar tus ahorros
Generan intereses similares a los depósitos
Los pagarés bancarios te ofrecen una rentabilidad que está en consonancia con las que marcan otros productos destinados al ahorro. Actualmente se mueven en una franja muy estrecha que raramente sobrepasa la barrera del 0,50%, al igual que los depósitos a plazos. Y que irá en función de los plazos contratados. Puede ser desde un solo mes, y hasta un máximo en torno a 3 o 5 años. En este sentido, cuentan con una gran flexibilidad. Aunque no podrás rescatar las aportaciones y tendrás que esperar a su vencimiento para recuperar los ahorros.
Abonos cobrados desde su contratación
La principal diferencia que mantiene con respecto a los depósitos es que no tendrás que esperar a su vencimiento para cobrar los intereses. Irán a parar directamente a tu cuenta corriente en el preciso momento en que formalices estos productos bancarios. De forma, que podrás destinar esta cantidad por completo a las necesidades que consideres más prioritarias. Los pagarés pueden contratarse a partir de 1.000 euros, y en función de las necesidades de cada entidad financiera. Y que están siendo comercializados sin ninguna clase de comisiones u otros gastos en su gestión o mantenimiento.
Pagarés: sin protección del Fondo de Garantías
Una peculiaridad de estos formatos destinados al ahorro, y por el que se diferencia de las imposiciones, es porque en ningún caso están garantizados los ahorros en caso de quiebra de la entidad bancaria por parte del Fondo de Garantías de Depósitos. Y si esto sucediese, perderías todas las aportaciones depositadas en los pagarés. Desde este escenario, no está considerado como un modelo estable para el ahorro, y muy por el contrario, de alto riesgo para los depositantes.