La bajada de la prima de riesgo de un país siempre es una buena noticia ya que equivale a que existe una mayor confianza en la situación económica del país en cuestión y además provoca que si el estado necesita endeudarse, va a pagar menos intereses por esa deuda (ya que si baja la prima de riesgo baja el tipo de interés a pagar por la deuda).
La mayor parte de la deuda de los estados está en la actualidad en manos de entidades bancarias, ya que son quien tienen el dinero y las que pueden comprar las grandes emisiones de deuda que realizan los países. Cuando un inversor, en este caso el banco, compra deuda, lo que hace es pagar una cantidad de dinero a cambio de un interés fijo anual. Este interés es diferente dependiendo de si la deuda es a 3,5 o 10 años y de si el país que la emite es España o Alemania, entre otras variables.
Transcurrido el plazo, el banco que ha comprado la deuda recibe el dinero que prestó y habrá ganado a lo largo de ese tiempo el interés que el estado le ha pagado año tras año, como un préstamo particular normal y corriente.
Sin embargo, pese a que los bonos (la deuda del estado) son renta fija, su precio o valor puede cambiar a lo largo del tiempo. Los bonos de deuda se pueden comprar y vender una vez emitidos como si fueran acciones y su precio va a depender principalmente del riesgo de impago. Cuanta más probabilidad exista de que ese bono no se va a pagar, menos precio valdrá ese bono. El riesgo de impago como sabemos se mide por la prima de riesgo, por tanto, cuanto mayor sea esta, más riesgo existe de impago y menos vale los bonos que han comprado los bancos.
Pero cuando ocurre al revés, el riesgo de impago disminuye, y el precio (valor) de los bonos aumenta. Los bancos recalculan sus balances y ven como algo que hace 1 año valía por ejemplo 20.000€, ahora vale 30.000€. Por eso, que la prima de riesgo baje, se traduce en beneficio para los bancos ya que el valor de sus activos financieros aumenta.