La diferencia principal entre un invertir y un especular suele ser principalmente el horizonte de inversión. El inversor, en principio, desea invertir en un horizonte a largo plazo mientras que el especulador desea comprar y vender a corto plazo (meses, días o incluso horas) con el fin de obtener beneficio con los diferentes vaivenes del mercado que se dan a lo largo del día.
Comúnmente se piensa que los especuladores son un mal para la economía y en parte, es cierto. Son individuos que con sus operaciones desestabilizan la economía y el precio de las acciones y casi siempre son los responsables de los momentos de euforia y burbujas que tantos problemas originan al sistema económica cuando estallan.
Por ello, algunas voces afirman que la especulación se debería de prohibir al no aportar nada a la economía salvo problemas e inestabilidad.
Pero, aunque pueda resultar extraño decirlo, la especulación en el mundo bursátil es un mal necesario para el correcto funcionamiento de la bolsa. Los especuladores, con sus numerosas operaciones de compra y venta aportan volumen al mercado. El volumen del mercado no es más que el número de operaciones que se realiza en él, el dinero total que se mueve en un día en ese mercado.
Cuanto mayor es el volumen, mejor funciona la bolsa por dos razones. La primera es que ese elevado volumen garantiza que cualquier inversor va a poder comprar y vender una acción cuando quiera (porque siempre va a encontrar a alguien a quien vender o comprar respectivamente, sea otro inversor o sean los especuladores) y la segunda razón porque una bolsa con un gran volumen garantiza que nadie puede manipular fácilmente los precios vendiendo o comprando una elevada cantidad de acciones.
La especulación es la gasolina de la bolsa, el combustible que la hace funcionar. Sin embargo, esto no quiere decir que se tenga que permitir cualquier cosa. Los organismos supervisores deben de vigilar que no se lleguen a niveles altos de especulación para que no ocurra crisis como las que han ocurrido ahora.
La bolsa necesita gasolina en su justa medida, ya que si tiene poca es se convierte en un mercado “congelado” y si tiene mucha se “revoluciona”. Por ello la bolsa necesita queramos o no queramos ese combustible para funcionar, sin él,la bolsa no podría funcionar.
Fuente: Kostolany, A. (1987). Estrategia Bursátil. Barcelona: Planeta.