Si tienes en estos momentos una nómina en torno a 1.000 euros tendrás muchas más dificultades para que concedan un crédito hipotecario. Es una idea que debes tener claro desde el principio, pero sin desesperar en el intento. No en vano, y como consecuencia del abaratamiento de los salarios en España, las entidades financieras han decidido rebajar el límite de ingresos de los demandantes de estos productos. Hasta el punto de aceptar, en algunas de sus propuestas, el salario de los trabajadores mileuristas. De momento las hipotecas son muy escasas, pero al menos te dan la oportunidad de conseguir ese piso que tanto te ha gustado, o sencillamente del deseo irrenunciable de independizarte.
Con salarios de 1.000 euros, o incluso inferiores
Abanca, Bankinter o ING Direct son algunos de los bancos que han optado por esta estrategia comercial que puede beneficiarte en tus intereses para ser propietario de un inmueble. Entre sus condiciones de contratación, se admiten los sueldos de los mileuristas, y hasta en algunos casos lo rebajan hasta la barrera de 800 euros. Están comercializadas bajo unos márgenes convencionales que son aplicados a otra clase de hipotecas más exigentes. Y en cualquier caso, necesitarás apoyarla con parte de tus ahorros, ya que solamente financian el 80% de la operación, y en ningún caso en su totalidad. Otra de sus principales características se basa en que los plazos de amortización se alargan, aunque en ningún caso sobrepasando el límite máximo de 40 años.
¿Qué te exigirán para que ten admitan la solicitud?
Ante este síntoma de esperanza para no quedarte fuera del mercado inmobiliario seguramente te plantearás cuales son las condiciones que te impondrán los bancos. En principio, que aportes un puesto de trabajo estable, bien conjuntamente o vinculada a la de tu pareja. Probablemente te impongan otros requerimientos para que puedas finalmente firmar el contrato. Entre ellos, la domiciliación de tu nómina, y hasta puede que los recibos domésticos (gas, luz, agua, etc.). Y en los modelos hipotecarios más exigentes te impondrán una mayor vinculación con la entidad (seguros, fondos de inversión o planes de ahorro, entre otros productos).
Si al final reúnes todos estos requisitos, enhorabuena, porque estarás en condiciones de suscribir un crédito inmobiliario, a pesar de lo poco competitivo que es tu salario laboral. Aunque con una disminución más que considerable en las propuestas de la actual oferta bancaria.