La amortización es la depreciación de cualquier activo de una empresa por el simple motivo del paso del tiempo. Imagínenos que una empresa compra un vehículo para el transporte de la empresa cuyo coste es de 25.000€. A nivel contable, la empresa tiene un activo de 25.000 euros, que es el valor del vehículo que se ha comprado.
Sin embargo un año más tarde, el vehículo sigue permaneciendo en la empresa como un activo de 25.000 euros, pero ¿vale el vehículo lo mismo que hace un año? Lógicamente no, ahora el vehículo es usado y tiene un año más por lo que el valor tiene que ser inferior a 25.000 euros.
Para no hacer fraude afirmando que el valor de un activo de nuestra empresa es mayor del que realmente es hace falta una cuenta que corrija el valor contable del vehículo con el valor real que tendría en el mercado. Esta cuenta es lo que se conoce como amortización.
La amortización de algún modo resta valor a los activos de la empresa reflejando el valor real que tendría en el mercado. La amortización computa como si fuese un gasto ya que no está diciendo que la empresa vale menos que hace un año porque sus activos(en nuestro ejemplo el vehículo) se están deteriorando por el paso del tiempo.
Cabe destacar que la amortización siempre es una cantidad aproximada y se decide siempre en el momento en el que se adquiere un activo, aunque todo esto está regulado por ley existiendo unas tablas de amortización que guían al empresario para saber cuanto es la amortización de cada año.
Siguiendo con el ejemplo anterior, si adquirimos una furgoneta de 25.000 euros y estimamos que esta furgoneta nos va a durar 10 años cuando pasen los 10 años el valor de ese activo tendrá que ser 0€ ya que hemos que la furgoneta solo la vamos a utilizar ese tiempo. Para ello, cada año se amortizará una parte de ese activo que será equivalente a la perdida de valor que tiene la furgoneta por el paso del tiempo y por su uso cada año.