
Si deseas abrir posiciones en algunas de sus compañías lo primero que deberás conocer es que en España no hay un índice bursátil que represente a estos valores. Tendrás que contentarte con propuestas muy puntuales, y en cualquier caso escasas para tu demanda. La oferta es prácticamente insignificante, y no te quedará más remedio que acudir a otras plazas bursátiles. Principalmente procedentes del mundo anglosajón, y también de los grandes gigantes asiáticos.
Valores tecnológicos: con mucho recorrido al alza
Este sector al alza en casi todos los mercados financieros, y que se caracteriza por su fuerte potencial de crecimiento. No son negocios completamente consolidados, y se basan principalmente en las expectativas que van creando. De ahí que muestren tantas diferencias entre sus precios máximos y mínimos en una sola sesión de bolsa. Ante este escenario, no es de extrañar que los inversores más especulativos sean los que más se fijen en los valores tecnológicos.
Con índices sectoriales propios
Las bolsas de Europa, Estados Unidos y Japón tienen sectores que están integrados por esta clase de valores. Con propuestas de todo tipo, y que te hace más fácil la elección. No obstante, te requieren unas comisiones más altas que en los mercados nacionales, que en algunos casos pueden incluso doblarlas. Es la condición que te impondrán para operar con esta parte tan importante de la renta variable.
Implican movimientos más profundos
Cotizan con mayor vigor que los valores denominados convencionales. De esta forma, cuando las bolsas suben, los tecnológicos lo hacen con márgenes más acusados, y viceversa. Conllevan mayores riesgos en su contratación, y por ello solamente deberás invertir una parte mínima de tus ahorros en sus acciones. Es cierto que puedes ganar mucho dinero en estas operaciones, pero también perderlo. Ante este escenario, la precaución deberá ser la línea de actuaciones que importes a partir de ahora si optas por esta clase de inversión.
