A principios de los 90 John Meriwether, un gestor de fondos considerado en la época un genio de Wall Street creó la empresa Long Term Capital. En ella contrató a dos reputados economistas, Myron Scholes y Robert Merton que en 1997 ganaron el premio nobel de economía a causa de crear fórmulas para el cálculo del riesgo financiero.
Con estos “galácticos de las finanzas” Long Term desarrolló una fórmula para invertir que en Wall Steet se rumoreaba que podía permitir ganar dinero a Long Term sin riesgo alguno. La fórmula de Long Term servía para invertir en el arbitraje de bonos. Por ejemplo, si el bono a 5 años era más barato que su media histórica compraban esos bonos y esperaban a que volvieran al precio de acorde a su media. Dicho de otro modo, invertían cuando los precios en el mercado no se regulaban correctamente.
Aunque las diferencias de precio no eran muy altas y por tanto el beneficio por operación era muy bajo, las millones y millones de operaciones que hacía este fondo hizo que el beneficio se disparase, ganando cerca de un 20% de rentabilidad anual (con años incluso en los que llegó a ganar más de un 40%)
Parecía que Long Term había encontrado la fórmula perfecta pero un día de Agosto de 1998 el sistema saltó por los aires. La mayor parte de las inversiones de Long Term se hacía con deuda (Long Term ganaba poco por operación por tanto tenía que mover mucho dinero en total para poder sacar un beneficio aceptable).
En este mes ocurrió algo que nadie esperaba, se devaluó el rublo ruso. La diferencia de precios entre los bonos rusos y los bonos de los demás países se descontroló y la “fórmula mágica “ de Long Term no tenia en cuenta algo así. Cuanto más diferencia de precio había más compraba el fondo esperando que éste volviese a su “media natural” pero esto nunca ocurrió.
En cuatro meses, el fondo perdió más de 4.600 millones de dólares y debido a que la mayor parte de las operaciones se hacía con deuda, la FED tuvo que intervenir para que no se originase una quiebra en el sistema financiero. Finalmente en el año 2000 el fondo cerró y la fórmula mágica del éxito bursátil se evaporó. Y es que en las finanzas no existen ni existirán nunca fórmulas milagrosas para ganar dinero.